viernes, 6 de mayo de 2016

Demente Criminal

           El cuento que jamás fue contado
   

Una adaptación original de Justo Navarro de la Telenovela “Demente Criminal” Basada en la vida real

En una tarde en el canal AntenaTV, el periodista Luciano Scott se encontraba realizando recopilaciones que por un motivo u otro fueron abandonadas; en todo aquel desorden de carpetas con casos pocos relevantes ante la opinión pública, él se encuentra con la investigación que llevaba su excompañera de trabajo, Jenny Sandoval, quien fue asesinada de una forma cruel en su apartamento luego de ser violada y amordazada.

Luciano estaba frente al caso de David Cabrujas, un psiquiatra reconocido por su trayectoria en la medicina, pero se había visto en los banquillos de los acusados por denuncias de sus pacientes, los cuales afirmaban que el Doctor había abusado de ellos sexualmente en algunas terapias. Ningunas de las pacientes presentaron pruebas que confirmaran dichos actos lascivos. La opinión pública no olvidaba estas acusaciones que generaban incertidumbre. Luciano, al interesarse, llama a la gerente de información Luna Vargas, a quien le expuso sus intenciones con el caso del psiquiatra.

_ ¿Alo, Luna?
_Sí, soy yo, Luciano, contesta Luna
_ Jefa quiero proponerle algo que me enloquece empezar, le comentó Luciano

Luna conocía muy bien a Luciano y sabía que era un periodista que se las ingeniaba, ácido como pocos en el canal.

_ ¿Luciano, ahora qué me vas a decir? Me asusta tanta pasión con la que hablas, dice Luna

_ Luciano contesta: Luna quiero seguir la investigación que llevaba Jenny, la del Doctor David; dame la oportunidad de poder entrar al juego con esta noticia

Se refirió Luciano Luna, la gerente de informaciones del canal

_ Luciano, es una investigación peligrosa y no quiero volver a tener que enfrentarme a una demanda por el Doctor David. Mira que él es muy poderoso e irritable; argumenta Luna con mucha persuasión.

Luciano no logró convencer a Luna; durante muchos días é estuvo indagando sobre el caso y observó que existían muchas cosas que no le cuadraban; su olfato periodístico lo impulsaba averiguar con más pasión.

Al transcurrir unas semanas, Luciano encuentra en la agenda de su amiga Jenny una carta donde relataba que el Doctor David era un sádico que dormía a sus pacientes para supuestamente hacerles un  tratamiento invasivo; era justamente ahí donde abusaba de ellas. Muchas llegaron a notarlo mientras otras no, el Doctor no solo era un demente, también era inteligente y astuto.

La carta de Jenny relataba un miedo impresionante ante las investigaciones que realizó al respecto. Luciano, su gran mejor amigo, al leer el testimonio lo impulsó más a tomar el caso aun sabiendo que podía perder el puesto en el canal, además de su vida; así como sospechaba que le había pasado a Jenny, su muerte fue muy escandalizada y se desconocía el motivo real.

Luciano se llenó de rabia, de sentimientos encontrados. Decidió hacer las cosas a su manera; él tomaría el riesgo de ser paciente psiquiátrico de Doctor David Cabrujas. Tenía que buscar las pruebas que lo incriminaran. ¿Pero, cómo haría Luciano? Él era hombre y no sabía si generaría resultado su plan de periodista con pasiones encontradas, peligroso para comunicar. Aunque Luciano era un chico muy atractivo, alto, blanco, cabello castaño y cuerpo atlético. Él no sabía si a el Doctor le interesaría, pues eran mujeres a las cuales había violado, según el relato de Jenny ¿Sería capaz Luciano de hacer gran cosa por la información? , ¿Colocaría su ética en tela de juicio?

Luciano, agitado, buscó ayuda en los brazos de Fernando, un detective de la unidad de homicidios de la policía federal. Fernando era un hombre atlético, atractivo y de piel morena, que desde hace un tiempo estaba interesado en Luciano. Lo invitaba a salir, lo pretendía como todo un caballero, aunque Luciano seguía dándole largas al asunto para conocer mejor las intenciones. Cuando Luciano le comenta a Fernando lo que pretende hacer, éste no lo acepta, argumenta que es una decisión que colocaría su vida en peligro, ya que era posible que la muerte de Jenny hubiese sido por el propio David al verse acorralado por ella.

Fernando no quiere arriesgar a Luciano pero aun así no le quedaba más remedio que apoyarlo. Luciano no iba a desistir en lo que para él ya era un hecho. Fernando le daría toda la protección necesaria, era el chico al cual amaba y protegería a toda costa. Luciano, a los días, decide ir al consultorio de Cabrujas; llega asumiendo un papel de un joven bipolar y adicto a las drogas. Al ingresar a la consulta y ver a quien probablemente era el asesino de su extrañada y amada Jenny, le entraron ganas de gritar, llorar y correr, pero se mantuvo en el personaje persuadiendo y seduciendo al Doctor.

David quedó extrañado con Luciano y aceptó que fuera su paciente, él había generado algo inquietante en el Doctor. Luciano sabía el perfil de David y tenía en cuenta que debía seducirlo. No tenía claro qué iba a pasar, solo estaba concentrado en la pasión insaciable de descubrirlo ante la opinión pública.

Así transcurrieron semanas; Fernando siempre pendiente de cada paso que daba Luciano y el Doctor David. Una tarde, Fernando se encontraba de guardia y Luciano aprovechó de ir al consultorio a ver qué lograba. El Doctor se sorprendió al ver entrar a Luciano desesperado, llorando abrazándolo; el periodista le pedía que lo durmiera, que lo hiciera olvidar, ahogar sus penas en sueños. El Doctor lo complace y Luciano sabía que David lo deseaba como hombre, había trabajado eso durante semanas.

El Doctor le recomendó a Luciano quitarse la ropa y todo tipo de accesorio y colocarse una bata quirúrgica. Luciano decide hacerlo, pero solo se deja un zarcillo que antes no tenía; este zarcillo era un grabador de audio y video, el cual se colocó con toda premeditación, él sabía el riesgo que corría en la práctica del sueño. David lo mira, lo observa detalladamente con una mirada morbosa, escondiendo desfavorables intenciones para Luciano.

Apagan los celulares y Cabrujas le introduce una sustancia para dormirlo; Luciano intentaba concentrarse, aunque no dejaba de pensar en Fernando, en el hombre que sabía que no estaba de acuerdo con lo que estaba haciendo, Fernando el hombre no solo de su cama y sus noches a oscuras, sino de su vida. Sentía que lo traicionaba, pero seguiría en su decisión. Al transcurrir unos minutos el sedante empezó hacer efecto, Luciano empezaba a dormirse pero esto no ocurriría del todo; horas antes él se había inyectado una dosis de Nartan, que es que revierte la anestesia, sabía que vería todo lo que David hiciera con él.

Como era de pensar, David, el demente criminal, empezó abusar de Luciano. Iba tocando cada rincón de su piel fría y temblorosa, besos llenos de saliva fría y excitada, mordía un lado y otro, en ocasiones usaba su lengua y en otras sus dedos hasta que su nivel de excitación iba creciendo y comenzó la penetración; ya el criminal había mordido el anzuelo; Luciano estaba grabando todo con un dispositivo que simulaban un zarcillo.
Con su cuerpo desvalido, sin fuerza y lleno de crimen, sucio como una vía olvidada por sus habitantes, como una acera pisada y fría, así, humillado e irrespetado.

Fernando había intentado comunicarse con Luciano, lo que ya se le hacía extraño, él nunca se desaparecía así. En eso Fernando va hasta el apartamento de Luciano, al llegar ve la puerta sin seguro y entra fácilmente; ve a Luciano desvalido, triste y lleno de rencor, vacío frente a su computador observando algo que lo hacía llorar.

 Luciano había llegado a su casa luchando con la poca fuerza que tenía al salir del consultorio. Fernando intenta hablar, pero éste no le responde, estaba idiotizado frente al computador. Fernando se acerca a ver qué miraba Luciano y ve lo que el video mostraba, cómo David abusaba de Luciano, él no lo podía creer, solo lloraba y abrazaba a su amado, le pedía perdón por haberlo dejado en manos de ese criminal, de ese asesino de sueños.

Fernando, lleno de rabia, decide salir e ir a buscar al Doctor, pero antes hace una llamada pidiendo refuerzos, él iba cegado a matar a David, se aproximaba hasta su casa. Por otro lado, Luciano, al quedar solo, decide tomar un arma que noches antes Fernando había olvidado en su burut, noches en que era feliz y no lo sabía, noches oscuras y calientes en paredes sudadas por la pasión de dos hombres.

Luciano sabía que el psiquiatra se encontraba en su consultorio, él iba dispuesto a quitarle la vida, así como se la arrebató a Jenny y se la oscureció a él.

Fernando, al llegar a la vivienda del demente criminal, se percata de que no se encuentra y con sus compañeros deciden ir hasta el consultorio; seguro estaba limpiando la escena del crimen, pensó Fernando… Al llegar Luciano, sorprende a David con un arma de 9 mm, el psiquiatra queda acobardado por las intenciones de su paciente, de su víctima, la seguridad con la que toma el arma y le revela todo lo que sabe enfurecen a Cabrujas y en un forcejeo se dispara la pistola, David la tumba al piso. En ese momento Fernando llega y escucha el disparo y corre hasta adentro con su compañeros.

Al caer la pistola, David le inyecta una dosis de anestesia doble a Luciano por la espalda, lo que le produce un paro respiratorio y cae al suelo. Allí, en pena agonía, ve entrar a Fernando y se lanza contra David y lo golpea de manera salvaje, sus compañeros lo apartan y arrestan al psiquiatra criminal. Luciano ve a su héroe luchando por salvarle la vida y de inmediato él pierde la vida. Fernando se lanza hacia su amado ya sin vida, llorando por la pérdida de su querido amigo, su apasionado periodista al que amaba. El demente criminal le había quitado la oportunidad de vivir junto al hombre de sus sueños y noches de oscuridades inolvidables.

Luego de unas semanas declaran culpable a David Cabrujas por cometer más de 3000 violaciones y 2000 asesinatos. Se le inyectó la misma dosis de anestesia que  utilizó con cada uno de sus pacientes. El psiquiatra se declaraba inocente en la ejecución de su pena de muerte mientras los familiares de las víctimas observan su agonía merecida.

Fernando recordaba por un instante que jamás estaría con Luciano, sufría por no dejar de amarlo, él no quería olvidarlo, eso sería una cobardía, él quería recordarlo sin que le doliera, siempre lo iba amar. Muchas veces la pasión llega a ser dueña y señora ante la razón; la vida no es un juego del azar donde sales cuando lo decides. La vida es el compromiso más respetable con uno mismo.

Nunca dejes caer los parpados pesados con juicios, la esperanza no sirve tan mansa, ni la rabia tan sumisa, tan débil y humilde; no sirve una rabia tan sabía ni un furor tan prudente. ¡A veces debemos dejar de buscar y empezar a dejar a que nos encuentren! 

Cuando las pasiones conducena un periosita