El degado de la revolución
Venezuela se ha
convertido en la mujer más sangrienta del mundo, la mujer que ha tenido que
vivir 17 años con la represión parasitaria rojiza, es así en lo que nos hemos
convertido además de ser la ciudad más peligrosa del mundo,ahora son más en la morgue del globo terráqueo.
La función principal del Estado es brindar seguridad a
sus ciudadanos, es el garante del manejo y control legítimo de las armas,
aunque los resultados actuales revelan que el gobierno aún no conoce las
funciones del Estado, no saben que están prestando un servicio. ¿O es el gobierno
garante de las desviaciones delictivas? Sin duda que, una vez más, la revolución
cegada está sentada en los banquillos de los acusados. ¿Acaso no son ellos los que
tienen el control de las armas?
Pero la solución del
polo patriótico es hacer caso omiso a la realidad, pensando en los supuestos golpes
de estado que han sido anunciados por el ministro de la defensa, Vladimir Padrino
López, el general en jefe de los delitos, al parecer, y esperemos que no nos apliquen
el vilipendio o delito de opinión por ser la voz de los sucesos. Aunque ya en
25 días han entrado 400 cadáveres en la morgue de Bello Monte. Pero eso solo es
un número, desde hace un mes unos grupos delictivos declararon toque de queda
en zonas como el Cementerio, el Valle y la Cota 905, para impedir la entrada de
patrullas y organismos de seguridad.
¿Cómo entender que un
grupo de delincuentes puede más que la seguridad del Estado? Es sorprendente el
descontrol que ha generado la revolución durante estos últimos tres años.Para
ser bien específicos, ya en el presente año, a la morgue de la capital venezolana
ha ingresado un número significativo de cadáveres, en enero hubo 474, febrero
450 y marzo 434.
Seguro en Miraflores estarán
pensando en seguir entrenando tropas para que arremetan contra los que hoy
hacen colas en busca de sus alimentos básicos, donde ellos tampoco han podido
ser óptimos con la producción de la economía quebrantada por sus modelos
cambiarios.Mientras se preparan soldados para las amenazas de las colas, con
el fin de garantizar la paz social y los
derechos ciudadanos, se deja a la impunidad gobernando las ciudades, calles y
hogares, con el debido permiso del gobierno, quien hasta ahora es solo el que
puede garantizarles las armas a estos grupos delictivos, si de funciones y
control hablamos.
¿Cuándo será el día en
que nuestras calles no sigan siendo firmadas con sangre, no solo venezolanas,
sino extranjeras? Hoy, en lo que va de año, hay aproximadamente 1.358 homicidios
sin contar el mes de abril. ¿La revolución del siglo XXI es acabar con sus
ciudadanos y apoderar a los delincuentes cada vez más? Quizás resulte la
tiranía del débil.